The suit
Hace aproximadamente 7 años que inicié con la fotografía de retrato y poco a poco fui tomando un estilo, algo más tradicional y sencillo, fondos lisos sin distracciones. En el 2015 estaba en una casa en construcción, me quedé enamorada de como se miraban las paredes al desnudo, con las texturas y colores del concreto, y empecé a armar en mi mente fotografías en distintos puntos; pasó el tiempo y las fotos no se hacían, pasaba por enfrente del lugar y me volvía a decir “estaría padre una sesión de fotos aquí”, y volvía a armar la sesión en mi mente, deje pasar el tiempo y esa sesión la enterré en mi cabeza, convenciéndome que ese no era mi estilo, y ahora que lo pienso, mas bien era miedo a hacer algo distinto a lo que ya sabía hacer, y no cumplir mis propias y estrictas exigencias.
En esta cuarentena me inscribí a clase de foto, en Punto 56, para que mi mente se distrajera en algo más que no fuera la pandemia, además ya tenía desde marzo sin tocar la cámara y necesitaba sólo un pretexto que me “obligara“ a levantarme del sillón y agarrar la cámara. Karina, es una excelente profesora, es de esas personas que tienen el don de poderte transmitir emociones con su forma de narrar. Uno de los proyectos que teníamos que hacer era una editorial de moda; cuando nos dijeron esto inmediatamente supe qué fotos iba tomar, se vinieron inmediatamente a mente las fotos que en el 2015 había tomado en mi mente. Teníamos exactamente una semana para hacerlo, al principio estaba muy emocionada, después me empezó el nervio, que se convirtió en “mejor no lo hago, no pasa nada si no lo entrego”, al 4to. día me sacudí el nervio y me dije “es ahora o nunca, las oportunidades no se dejan pasar“, invité a Lulu (que es una excelente maquillista con la he estado trabajando últimamente en el estudio) para colaborar conmigo en este proyecto, le platiqué dónde quería las fotos, hicimos clic con la idea; la noche anterior a la sesión no podía dormir, me sentía muy nerviosa, como si fuera a presentar un examen super importante, pero una vez que llegué a la locación, el nervio y el miedo se esfumaron.
Cuando terminamos la sesión, me quedé con una sensación de completa felicidad, satisfecha con el trabajo que habíamos hecho; pero al llegar a la casa y revisé las fotos en la computadora, pude ver que eran exactamente lo que hacía años había formado en mi mente, hasta ese momento no me había dado cuenta realmente cuánto deseaba hacer estas fotos, y ya puedo decir que les puedo poner ✓ en mi lista de deseos de fotos a tomar.