De los nervios, a la desesperación, a la risa y la calma.
Estos son los sentimientos por los que pueden pasar algunos (y me incluyo) durante la sesión de fotos, porque seamos honestos, son muy pocas las personas que se sienten cómodas al estar frente a la cámara y más si ese alguien que tiene la cámara es un total desconocido.
Y entiendo totalmente esto, porque para ser sincera, soy una de ustedes, que el estar frente a la cámara me pone un poco nerviosa, en mi mente empiezan una serie de pensamientos recurrentes que no se van; desde el " no sé como ponerme, ¿dónde pongo las manos?, ¿para dónde veo?,¿cómo me paro?", y empieza esa sonrisa extraña entre que me sonrío, me pongo seria y que termina siendo una extraña mueca.
Pero todo esto sucede, porque no sabemos, qué está viendo quien tiene la cámara aunado al "pues ponte como quieras", no ayuda mucho a relajarnos; teniendo yo esto como experiencia, al iniciar la sesión de fotos tengo la costumbre de explicar, el cómo probablemente se sentirán al inicio de la sesión,cómo serán las direcciones que les daré, que probablemente y lo más seguro es que las poses no las sentirán naturales, pero que frente a la cámara ya es otra cosa; y que llegará el momento en que pensarán "¿porque fregados me está poniendo así?", "éste no es mi lado bueno", "en esta posición segurito segurito se me ve el grano que me acaba de salir en la mañana"; en fin la mente empieza a volar y el rostro en vez de verse relajado, empiezan empieza a convertirse en un gran signo de interrogación junto con una mirada al infinito; cuando llega este momento, hago una pausa, y les muestro algunas de las tomas, acto seguido el comentario de "ahhh bueno, que bien me veo" y el signo de interrogación en su rostro desaparecey empiezan a sentir más confianza y dejar de poner tanta atención a la cámara y más, a disfrutar de la experiencia.
Así que, es totalmente normal que durante la sesión pasen por muchas emociones, nervios, duda, alegría, frustración hasta llegar a la calma y disfrutar del momento.